Macri triunfó en el balotaje presidencial del 22 de noviembre al lograr vencer al candidato oficialista Daniel Scioli con un discurso de campaña que, en cuestiones internacionales, ponderó su pedido de libertad al preso político venezolano Leopoldo López.

Macri pidió, a raíz de la situación de López, la invocación de la cláusula democrática del Mercosur por Venezuela, un protocolo de 1998 que puede ser aplicado en caso de "ruptura del orden democrático" en algunos de los Estados miembro, y que prevé la quita de algunos derechos dentro de la organización; incluso la suspensión.

Esos gestos fueron recibidos por el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, quien no asistió a la ceremonia de asunción del presidente argentino; e incluso lo fustigó en su programa de radio y televisión "En contacto con Maduro", al calificarlo de "ultraderechista y profundamente antibolivariano".

La situación en Venezuela es uno de los temas cruciales de la agenda regional, ya que pese a que el triunfo de la oposición y el posterior reconocimiento de Maduro de los comicios, llevaron a la canciller Susana Malcorra a dar marcha atrás en la iniciativa; sin embargo, la cuestión de los presos políticos en ese país será traída por Macri a la Cumbre, tal como se adelantó desde el gobierno argentino.

Otro de los temas que será abordado por el presidente Macri es la problemática del narcotráfico -uno de sus ejes de campaña sobre el cual su gobierno ya se pronunció al declarar la emergencia de seguridad-, ante la "necesidad de cooperación en ese tema de todos los países", tal como sostuvo el secretario del Consejo de Seguridad Interior, Gerardo Milman.

Sin embargo, algunas de las direcciones del gobierno anterior persisten en el de Macri, fundamentalmente, en lo que hace a la relación estratégica con Brasil, plasmada en la reunión que mantuvieron días antes de la asunción de Macri el presidente electo y la mandataria del país vecino, Dilma Rousseff.

Allí coincidieron en "darle dinamismo al Mercosur, mejorar los mecanismos comerciales y establecer metas más audaces en el tiempo", tal como sostuvo en ese entonces Macri; al tiempo que queda pendiente la reunión para "evaluar la situación en Venezuela".

Una de las cuestiones trascendentes de la charla entre los presidentes de las dos economías más potentes de la región fue la necesidad de una agenda entre el Mercosur y la Unión Europea, pedido que había hecho Rousseff en la cumbre anterior, realizada en julio en Brasilia, y sobre el que se avanzó durante la presidencia pro témpore de Paraguay.

También, acelerar y profundizar el proceso de acercamiento con la Alianza del Pacífico, una iniciativa de integración regional conformada por Chile, Colombia, México y Perú; que tiene como objetivo, entre otros, articular la región con Asia.

En el encuentro de Macri con la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, ambos coincidieron también en "volver a darle vitalidad al Mercosur y avanzar hacia la convergencia con la alianza del Pacífico".

Sin embargo, la Alianza del Pacífico levantó controversias como por ejemplo en 2013, cuando el presidente boliviano, Evo Morales, advirtió que dicha asociación es un esquema geopolítico planeado por Estados Unidos visto como una "tentativa de sabotear la integración regional".

De todos modos, Evo fue otro de los predispuestos a trabajar con el presidente Macri, ya que en su ceremonia de asunción, a la que asistió el mandatario boliviano, sostuvo que "al margen de las diferencias ideológicas y programáticas, tenemos la obligación de trabajar de manera conjunta por nuestros pueblos".

El lunes se llevará a cabo el primer desafío internacional de Macri, en la reunión a la que ya confirmaron su presencia el anfitrión paraguayo, Horacio Cartes, Evo Morales (Bolivia), Dilma Rousseff (Brasil), Nicolás Maduro (Venezuela), Tabaré Vázquez (Uruguay), Michele Bachelet (Chile) y primer ministro de Guyana, Moses Nagamootoo.