"Volamos juntos 10 años y ahora el Philae se fue y sigue solo". Andrea Accomazzo, uno de los jefes de la misión Rosetta, confirmó esta madrugada argentina la exitosa separación del robot de la sonda de la Agencia Espacial Europea (ESA). El Philae ya está camino al cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko (también conocido como Chury) para aterrizar sobre él y, si lo logra, hacer historia.
Las próximas horas son cruciales. Serán unas siete desde que el módulo del robot se desprendió de Rosetta, cerca de las 5.30 de la mañana argentina, hasta que alcance al cometa.

Si todo va acorde con el plan, el módulo, de 100 kilos de peso y tamaño similar a un lavarropas, descenderá hasta el cometa, donde se anclará con arpones y tornillos. Durante su descenso, los científicos sólo podrán mirar, porque la enorme distancia con la Tierra --500 millones de kilómetros-- hace imposible enviar instrucciones en tiempo real.

"Necesitaremos algo de suerte para no aterrizar en una roca suelta o en una ladera empinada", señaló Stephan Ulamec, director del Philae en el Centro Aeroespacial Alemán DLR. De tener éxito, la confirmación del aterrizaje debería llegar a la Tierra en torno a las 13.03 hora argentina.

La ESA anunció temprano que el Philae no había logrado activar el sistema de descenso activo, que emplea un mecanismo de propulsión para evitar que la nave rebote en la superficie del cometa. En su lugar, la agencia empleará tornillos de hielo y un sistema de arpones para asegurar la sonda. Varias horas más tarde, los controladores de la misión aplaudieron y se abrazaron el miércoles cuando se confirmó la separación del módulo. "Todos estamos encantados de que funcionara de forma impecable en los últimos minutos", dijo Accomazzo, director de vuelo de Rosetta.

El cometa se encuentra actualmente viajando entre las órbitas de Júpiter y de Marte. Mide unos cuatro kilómetros de diámetro, con una forma irregular, graciosamente semejante a la de un pato de juguete para la bañera.
A causa de su tamaño reducido, el cometa apenas genera fuerza de gravedad, por lo que fue suficiente un leve impulso mecánico desde la sonda Rosetta para lanzar la operación de aproximación de Philae: ahora se están transitando estas horas de lenta caída libre que alcanzará la velocidad de un metro por segundo en el momento del impacto. Y de tensa espera para el equipo de la ESA. "Ahora todo depende de las leyes de la física. Vamos camino a la superficie" del cometa, dijo Mark McCaughrean, consejero científico de la ESA. El aterrizaje se puede seguir en vivo, en streaming, desde la página de la Agencia Espacial Europea.

Desde el 6 de agosto, la sonda se desplaza a escasos kilómetros del cuerpo celeste, que está a más de 450 millones de kilómetros de la Tierra, acompañándolo en su desplazamiento a medida que se aproxima al Sol. El plan es que Rosetta y Philae acompañen después al cometa en su dirección hacia el sol, y se volverá más activo conforme se calienta. Empleando 21 instrumentos de medición, recogerán datos que los científicos esperan ayuden a explicar el origen de los cometas y otros cuerpos celestes.

El módulo Philae permitirá explorar directamente el núcleo del cometa, es decir la parte sólida que por el efecto de la radiación solar genera la "coma" o cabellera y deja una cola visible de gases y polvo. Pero la ESA dice quem incluso aunque el aterrizaje del robot no funcionara, la misión --que se lanzó en 2004 y costó 1.620 millones de dólares-- no será un fracaso: Rosetta podría realizar el 80% de la misión por su cuenta.

La sonda ya aportó información sobre los cometas desconocida hasta ahora: por ejemplo, pudo analizar a qué huele un cometa y también aportó la primera y espectacular selfie con un cometa.