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NACIONALES

30 de septiembre de 2018

Las operaciones oficiales para fomentar el odio social en medio de la recesión. Macri el nuevo Bolsonaro argentino.

En la semana del peor acuerdo con el FMI en la historia, el Presidente fue actor principal de un guión que incluyó a un parrillero, a dos pizzeros y exageró agresiones que no superaron la histeria habitual en las redes. El uso oficial de Antonia.

En su peor momento político, Mauricio Macri encontró un modelo en Brasil. Ahora imita a Jair Bolsonaro, el candidato de la ultraderecha que busca ganar las elecciones sembrando el odio. Justo mientras firmaba un cinturón de castidad para el crecimiento de la economía argentina en los próximos años, el Gobierno fabricó dos situaciones públicas utilizando la desesperación de un parrillero y la ilusión de dos pizzeros. La desesperación por generar alguna noticia que no sea la miseria y la ilusión de ascender en las encuestas deben haber llegado  también a la Casa Rosada: el Presidente sacó de la intimidad a su hija Antonia y la usó como personaje publicitario.  

Es la primera vez que la chiquita, a punto de cumplir siete años el 12 de octubre, dejó de ser solo una simpática referencia familiar. La maquinaria de propaganda oficial la incluyó en una pieza de publicidad política que gira alrededor del eje de la nueva estrategia PRO. También su imagen quedó asociada  –de manera involuntaria, naturalmente, porque es una nena– a una polémica que abarcó incluso el uso de un helicóptero del Ministerio de Seguridad.

Sin closet

Jair Bolsonaro es el capitán del Ejército brasileño que según las encuestas está primero en intención de voto para las presidenciales del 7 de octubre. Lo sigue el dirigente del Partido de los Trabajadores y ex ministro de Educación Fernando Haddad, el elegido del proscripto y encarcelado Luiz Inácio Lula da Silva. Si nada cambia a último momento, el próximo domingo los dos pasarán al ballotage del 28 de octubre. 

El costado de odio que Bolsonaro está explotando remite sobre todo a la misoginia. A la ex ministra de Derechos Humanos y actual diputada del PT María do Rosario llegó a decirle: “Me llamaste violador, y te dije que no te violaría porque no lo merecés”. Después procuró aclarar su frase: “Ella no merece ser violada porque es muy mala y muy fea. No me gusta. Jamás la violaría. No soy un violador, pero si lo fuera no la violaría porque no lo merece”. 

En 2017 la diputada ya logró una condena judicial contra Bolsonaro por declaraciones de 2014, cuando el militar dijo que “algunas mujeres merecen ser violadas”. 

El ex paracaidista militar fue repudiado en Brasil y en decenas de ciudades del mundo con manifestaciones multitudinarias bajo la consigna “Èl no”, Ele nao,tal como se informa en las páginas 24 y 25.

Bolsonaro ya debió indemnizar a la comunidad de afrodescendientes porque dijo que los negros de Brasil “no sirven ni para procrear”. 

En los actos de campaña promovió la pena de muerte para los delitos graves. Preocupado por ser ilustrativo, no dudó en tomar un trípode de filmación y hacer una barrida desde un escenario como si fuera una ametralladora.

La investigadora Esther Solano, autora de un libro llamado “El odio como política”, dijo a la revista “Carta Capital” de Brasil que Bolsonaro refuerza la imagen que el electorado más duro tiene de sí mismo. “Al tener por primera vez un candidato que se coloca como antisistema, un discurso de odio que antes era visto como malvado, que estaba mucho más escondido, quedó totalmente al desnudo.” 

“La extrema derecha salió del closet y puede hacer circular libremente su odio”, dijo Solano. “A muchos ya no les parecerá incorrecto decir esas barbaridades.” Con un agravante, según la investigadora: “Los neofascistas europeos usan el fantasma del extranjero y del inmigrante, mientras que en Brasil el enemigo es interno: por ejemplo el negro pobre de la periferia”.

Hombro

En Macri, la bolsonarización no está ligada a la misoginia ni al racismo explícito. Más bien parece basarse en la invención de un chivo expiatorio que merece todo el odio. A veces aparece en sus mensajes como “los patoteros”. A veces como “los piqueteros”. Macri posteó una filmación en página de Facebook y escribió: “Danilo es el parrillero de San Nicolás que en este video discute angustiado con un grupo inflexible de piqueteros que corta la ruta justo donde él tiene su local de comidas. El martes los argentinos nos conmocionamos al verlo llorar. El es un trabajador como tantos otros que la está peleando en este momento difícil y que sólo pide que lo dejen trabajar”. Otro párrafo del posteo: “En el video impresiona ver a Danilo enfrentando él sólo a un grupo organizado que intenta llevárselo por delante.Ayer lo llamé por teléfono para decirle que no está sólo en esta pelea. Somos millones de argentinos los que estamos con él”.

El posteo es del jueves 27 de septiembre. Sin embargo, el montaje oficial del video muestra solamente una mujer que habla con el parrillero y trata de contener su desesperación ante lo que, dice él, es la pérdida de un día de trabajo. Pero ahí mismo se corta la escena. Aparece Macri dialogando por teléfono con un Danilo que, no se sabe por qué, le cuenta al Presidente la inquietud que sentía al imaginar que quizás recibiría esa llamada. 

“¿Cómo no te voy a llamar si sos el ejemplo que queremos en este país, poniendo el hombro y queriendo trabajar?”, le dice Macri. 

El martes, cuando el Presidente afirmó haberse conmocionado, ya había concluido la seguidilla en Nueva York. Ya había bailado con la millonaria Adrianne Arsht. Y ya había lanzado su piropo a la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde: “Debo confesar que con Christine hemos empezado una gran relación, que espero que funcione muy bien y que termine con toda la Argentina enamorada de Christine”. 

Fue el halago que prologó el acuerdo con el FMI anunciado por Nicolás Dujovne el mismo jueves 27 del posteo presidencial. El pobre parrillero quizás deba enfrentar un obstáculo más difícil que el corte de un día: el Gobierno se comprometió al déficit primario cero (solo habrá déficit tolerado cuando se produzca por pagar intereses de la deuda) y a no emitir moneda. El amor tiene la cara fría. 

Semanita

El escenario de recesión actual y futuro es tan evidente que el  mismo Macri se encargó de naturalizarlo. Lo mencionó como si fuera uno más de los fenómenos meteorológicos que padece la Argentina. 

El miércoles 26 visitó Il Calzone della Nonna, una pizzería en Ingeniero Maschwitz, 35 kilómetros al norte de la Casa Rosada, y destacó el detalle curioso de que los dueños, Verónica Krieger y Federico Nicotra, justo se hicieron emprendedores en un entorno recesivo.  

Cualquiera podría pensar que fue una torpeza. No hay por qué descartarlo. Tampoco habría que descartar el mensaje oficial sergún el que, incluso en medio de la recesión, se puede. Sí se puede. 

“¿Arrancaron hace poco, no?”, pregunta Macri.

“Hace una semanita”, contestan los dueños. “Pero le ponemos muchas ganas, de verdad.”

Y Macri: “Abrieron en un momento en que vamos a tener una recesión de unos meses”. 

“Si solo criticamos es muy difícil salir adelante”, dice Verónica.

“Por eso confiamos en tu gestión”, dice Federico.

Mientras, Antonia juega y hasta muestra un movimiento de taekwondo que una cámara oficial tomó y un editor oficial seleccionó de entre 45 minutos de imágenes.  

La presencia de la nena fue planificada. El miércoles 26 Macri la buscó en el Liceo Jean Mermoz de Belgrano, donde estudia primer grado, y se la llevó en el helicóptero Eurocopter H155 recién comprado por el Ministerio de Seguridad a cambio de 10 millones de dólares. El escándalo inicial derivó hacia la discusión de si era lícito que el Presidente buscase a su hija en helicóptero. “Si es para una actividad oficial puede ser discutible usarlo pero no estaría tan mal”, fue el argumento de los más condescendientes. Quienes tratan a Macri con simpatía señalaron también ese mismo día que la actividad oficial del Presidente sería desplegada en Maschwitz. No sabían, aún, que se trataba de una visita de Estado a “Il calzone della nonna”. 

El mismo día, a la noche, posteó el Presidente: “EN EL LOCAL DE VERONICA Y FEDERICO EN ESCOBAR. Verónica y Federico inauguraron Il Calzone de la Nonna, un local de comidas que se dedica a los calzones artesanales. Hace un tiempo me escribieron por Facebook y hoy fui con Antonia a conocerlos en su nuevo emprendimiento”.

Puso un video que terminaba con la leyenda “Presidencia de la Nación” debajo de un agujero. Dentro, un par de manos amasaban una pizza calzone.

Algo parece seguro: a tal punto Macri estaba cumpliendo con un guión que ni él ni su equipo le dieron importancia alguna a que alguien filmaría al helicóptero decolando del pasto en Belgrano. 

Trolls propios o irritados ajenos, vaya a saber, cumplieron después su parte, insultando a los pizzeros en las redes. Entonces Macri pudo desplegar cómodamente su nueva línea. Se traduce en combinar la recesión inducida con la profundización de la grieta social entre la clase media y los sectores más humildes. Krieger le explicó por radio a la periodista Nancy Pazos que ella y Nicotra trabajaban en la Superintendencia de Riesgos del Trabajo desde hacía 10 y 17 años. Dijo que en agosto los dos se acogieron al retiro voluntario y empezaron a montar el negocio. Consultada ayer por este diario a su celular, la pizzera que en el video luce embelesada dijo que ya se sentía “muy expuesta” y que no contestaría más preguntas.

Veneno

El viernes 28 a las 11.38 Macri posteó un texto con título de guerra:“Estamos juntos. No nos van a amedrentar”. Contaba: “Luego de publicar el video de mi visita en Facebook comenzaron a recibir agresiones en su página. Aparecieron mensajes con lenguaje de odio deseándoles que les vaya mal, insultos, y textos humillantes dirigidos a esta pareja que sólo quiere trabajar y crecer con su propio negocio”. Y seguía así: “El único antídoto ante este veneno social que persigue inocentes es mantenerse unidos. Tenemos que aislar a las personas envilecidas que buscan el fracaso de los demás. Ante la agresión y la persecución, los argentinos pacíficos tenemos que estar más juntos que nunca, tener templanza, esperanza y coraje. Somos muchos más los que queremos que a la Argentina le vaya bien que los que desean que les vaya mal. No nos van a amedrentar ni a hacer retroceder hacia el pasado. Cambiamos”.

Como publicó ayer este diario, las expresiones  “veneno social” y “personas envilecidas” solo figuran en el mismo párrafo en un tramo de “Mi lucha” de Adolf Hitler, cuando Hitler alude a Carlos Marx. Es posible que algún escriba de la Casa Rosada, sección redes, haya quedado tan impresionado por la fuerza de los dos conceptos que un día terminó usándolos. Si así fuera, quizás el Gobierno opte por tener más cuidado en el futuro. Salvo que, precisamente, su opción haya sido no tener cuidado alguno. Sería la forma de de cumplir con el objetivo supremo de alimentar un enemigo interno ficticio al que, en medio de la recesión voraz, los ciudadanos de bien deberían odiar con todas sus fuerzas.   Por Martín Granovsky  [email protected]

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