Emilio Castrillón será el nuevo presidente del Superior Tribunal de Justicia (STJ). El integrante de la Sala Civil y Comercial estará al frente del cuerpo que es, ni más ni menos, que la última instancia judicial en la provincia. ¿Es un lugar de poder? La respuesta es sí. Pero también hay que decir que el nuevo sistema acusatorio vació del mismo al STJ, dejando la mayor porción del poder a manos de la Procuración General. Éste organismo es autónomo y es, además, quien sostiene la acción penal.

Castrillón podrá hacer política desde un lugar más alto de ahora en más. Es el presidente del STJ quien se cruza a Casa de Gobierno o el que recibe a funcionarios, locales o foráneos, para abordar presupuestos o políticas públicas. La política, mal vista por algunos sectores de la comunidad judicial, se hizo siempre. Castrillón es uno de sus principales exponentes. Al alto cuerpo de Justicia como al comando del Ministerio Público Fiscal se llega por decisión política de una persona: el Gobernador.

Castrillón llegó a la Justicia, como seis de sus pares, de la mano de Jorge Busti. Su perfil personal lo hizo trastabillar en varias oportunidades. Se conocen de memoria. De llevar adelante una cobertura periodística durante un día de elección hasta por la participación en la creación de una empresa. Su designación fue polémica, cuestionada e incluso impugnada.

Lo que no se le conoce al flamante presidente es algún fallo polémico de trascendencia. Por el contrario, fue firmante de una sentencia que inauguró jurisprudencia nacional en materia de interpretación del Código Penal acerca del aborto no punible. Tampoco quedó manchado en el escándalo por la utilización de viáticos y viajes.

El vocal oriundo de La Paz se convirtió en presidente este miércoles con los votos de Claudia Mizawak, Susana Medina de Rizzo, Bernardo Salduna y Juan Ramón Smaldone, según reconstruyó Página Judicial. El otro candidato era Germán Carlomagno, de la Sala del Trabajo. Lo apoyaron Daniel Carubia, Miguel Ángel Giorgio y Leonor Pañeda. La vicepresidencia quedó para Medina de Rizzo.

Su asunción se da en un escenario complicado para quienes fueron sus amigos cuando la política la hacía enfrente. Pero Castrillón es vocal de la Sala Civil y Comercial, por lo tanto no llegará a su despacho una apelación o recurso que tenga como encartado a algún conocido por algún caso de corrupción.

La situación en los tribunales no es sólo tensa por las causas que se están llevando adelante por delitos en el seno de la administración pública, sino por las internas entre magistrados que - según reconocen algunos integrantes del Poder Judicial- ponen en riesgo el debido proceso. Con liviandad recurren a una suposición escalofriante cuando dan por hecho que en algunos casos si tal resolvió de una manera es posible que el otro lo haga de otra, sólo porque tiene diferencias personales.

Así están las cosas. Y ante ese escenario asume Castrillón.

El que se adelantó a los festejos Héctor Maya. Crítico del Poder Judicial e insistente con la idea de que hay allí “un manto de impunidad” que durante tiempo le atribuyó a Busti hasta que luego lo impulsó como candidato (esto ocurrió apenas hace unos meses), el ex senador un día antes emitió un comunicado celebrando la elección que ungió a Castrillón, pese a que la misma no se había llevado a cabo ni se conocía el resultado. O bien Maya lo conocía de antemano y emoción le jugó una mala pasada.

“La designación de Castrillón como presidente del Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos me despierta la esperanza de un cambio profundo en la justicia. Es un hombre que viene de la política y espero sepa leer los reclamos de la gente que se traducen en la falta de credibilidad del Poder Judicial y avance en transformaciones profundas”, saludó el ex legislador de Gualeguaychú. Un resumen perfecto con lo que se dice en párrafos anteriores.