La polarización salió fortalecida de las PASO. El bipartidismo (Cambiemos vs. Unidad Ciudadana) tiende a consolidarse, apuntando a 2019. Eufórico, el Presidente reiteró el domingo que empezamos un ciclo de “20 años”.

Pero la supervivencia electoral de CFK sugiere que los “20 años” podrían ser compartidos. 

La sombra que se proyecta sobre el futuro del país es larga. Mirando hacia atrás, vemos que el Pacto de Olivos, negociado en 1993 por Carlos Menem y su antecesor Raúl Alfonsín, parió la reforma constitucional del ‘94 y la reelección de Menem. Alfonsín lo justificó, convencido por su partido de que, si los radicales se oponían, Menem ganaría el plebiscito.

Menem fue reelecto en el ‘95 y, pese a la hiperdesocupación, completó mandato. Le pasó la bomba a Fernando De la Rúa, que llegaba a la Rosada votado por una sociedad harta de la impudicia de los nuevos ricos del menemismo, aparte de dos atentados con más de cien muertos sin esclarecer.

La bomba estalló. El Pacto también parió la crisis del 2001. PJ y UCR entraron al nuevo siglo aplastados. Kirchner ganó en 2003 con 22 por ciento, porque el riojano fue incapaz de soportar una derrota electoral en segunda vuelta.

La misma incapacidad cívica demostró CFK al negarse a entregarle el bastón a Mauricio Macri. Una sobreactuación más de la cada día más previsible novela que protagonizan Cristina y Mauricio. Ahora, en lugar de PJ y UCR, son Ella y Él. Ella simboliza el pasado, que algunos creen menos nefasto que el presente.

Él propone bancar el presente, en tributo a un futuro dorado. Mientras, en el escenario judicial, los expedientes detallan que las concesiones de obra pública de la “década ganada” incluyen a un primo del Presidente, con 1.800 millones de dólares en contratos.

La empresa del primo -que ya la vendió- sería la tercera del ranking de beneficiarios de los contratos manejados por la cartera de Julio De Vido. En la “década ganada”, ganaron los K y la vieja “patria contratista” de don Franco Macri, que soñaba con tener en 2015 un presidente de La Cámpora.

El bipartidismo de hoy pivotea sobre la división del peronismo, como el del ‘90 lo hizo sobre la hiperinflación que se llevó a Alfonsín. Ella nos obsequió 30 por ciento de pobreza; Él promueve una nueva reforma constitucional.

Los dos necesitan que el derecho a elegir entre tres -por lo menos- sea reemplazado por el derecho a optar entre sólo dos. El electorado priorizó el “voto útil”. Si se confirmara en octubre, nos esperaría un descenso de “20 años”.