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POLITICA

30 de diciembre de 2024

La inflación fue más elevada, los salarios no se recuperaron tanto, la pobreza e indigencia no retrocedieron mucho y el atraso cambiario fue más pronunciado. Las fake económicas del 2024

El relato económico liberal-libertario en lo cuantitativo del 2024 está viciado de origen: el índice de precios al consumidor está desactualizado, por lo tanto, todas las comparaciones con otras variables entregan una imagen distorsionada. Cambió la tendencia económica luego de absorber el shock de la megadevaluación, pero las variaciones porcentuales de este movimiento están alteradas. Esto no es una cuestión menor en relación con la construcción y consolidación del poder de Milei. Por Alfredo Zaiat

La tasa de inflación es más elevada que la informada. Los salarios no se recuperaron en la magnitud difundida. La pobreza e indigencia no retrocedieron tanto desde el pico alcanzado en el primer semestre de este año. El atraso cambiario es todavía más pronunciado.

Esto es así porque el relato económico liberal-libertario en lo cuantitativo del 2024 está viciado de origen: el índice de precios al consumidor está desactualizado, por lo tanto, todas las comparaciones con otras variables entregan una imagen distorsionada.

 

Observar este aspecto, con raíz en aspectos metodológicos, tiene consecuencias políticas, que no deben desestimarse para no caer en confusiones analíticas.

Es indudable que luego de un ajuste brutal de una megadevaluación, viene la recuperación. No se discute la tendencia sino la magnitud que, para la construcción y consolidación del poder político libertario, resulta fundamental.

 

Sin la complicidad mediática y política en el aval de cifras deficientes de variables macroeconómicas clave, el panorama para Milei no sería tan apacible.

Aceptarlas sin más puede determinar momentos de resignación en quienes deben tener una mirada crítica de un programa económico profundamente regresivo, e incluso puede generar confusión en los sectores castigados por la crueldad de sus medidas, como la poda de la cobertura total de medicamentos para jubiladas y jubilados.

Al margen, aunque no menos importante, el 2024 fue un año de resistencia social, con movilizaciones populares históricas y decenas de protestas en calles y rutas de diversos sectores sociales -la mayoría, invisibilizados-. Como referencia histórica, las debacles de programas económicos regresivos fueron por el estallido cambiario-financiero (estrangulamiento del frente externo), mientras que la resistencia social previa allanó el alumbramiento de otro ciclo político.

El presidente Javier Milei presiona al Indec de Marco Lavagna para que no difunda el nuevo Índice de Precios al Consumidor. Imagen: Carolina Camps.

 
 

Milei oculta el nuevo índice de precios al consumidor

El Indec tiene un nuevo indicador para difundir que refleja, en forma más precisa, estadísticas sociales y laborales, pero el presidente Javier Milei no quiere mostrarlo.

Esta presión fue aceptada por el titular del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, Marco Lavagna.

 

La controversia por el IPC-Indec desactualizado adquiere relevancia por la propaganda oficial, con el insólito respaldo del Observatorio de la Deuda Social de la UCA (Universidad Católica Argentina), sobre una abrupta caída de los índices de pobreza e indigencia en el tercer trimestre.

El dibujo de Milei muestra que la pobreza habría descendido al 38,9% y la indigencia al 8,5%, porcentajes difundidos por el Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales, que depende del Ministerio de Capital Humano.

El mensaje fue replicado por la amplia red de medios que apoyan el programa económico regresivo mileísta, dando crédito al comunicado oficial: "Gracias a la implementación de políticas económicas que han contribuido a reducir la inflación y estabilizar la economía, la pobreza continúa descendiendo en el año, tras haber pasado del 54,8% el primer trimestre al 51,0% en el segundo, y con proyección del 38,9% para el tercero". Agrega que, en esta línea, se proyecta que la indigencia se ubicó durante el tercer trimestre en el 8,6%, después de haber registrado un 20,2% en el primer trimestre y un 16% en el segundo.

 

Estrategia desmesurada

El objetivo de ocultar el nuevo IPC queda en evidencia cuando el gobierno hace este tipo de propaganda de confusión. Primero, el Indec publica en forma semestral los índices de pobreza e indigencia para que sean consistentes con el análisis de la tendencia; segundo, las comparaciones de diferentes trimestres son incorrectas porque existen diferencias estacionales (cobro de aguinaldos, trabajos temporarios); y tercero, el umbral monetario de las canastas de pobreza e indigencia se vincula con un IPC viejo, elaborado con una pauta de consumo desactualizada.

 

La estrategia de Milei es desmesurada, pero la presenta por su obsesión de mostrar una secuencia extraordinaria en la evolución de las variables macroeconómicas, cuando esto no sucede.

Esto no significa que la tendencia no sea en descenso de los indicadores de pobreza e indigencia con reducción de la inflación, recuperación de ingresos y recomposición por encima de la tasa de inflación (ya sea la desactualizada como la nueva sin difundir) del monto de la Asignación Universal por Hijos y de la tarjeta Alimentar. Pero la pobreza e indigencia no bajan en la magnitud que publicita Milei.

Se sabe que los diagnósticos correctos permiten desplegar políticas focalizadas efectivas. Estadísticas sociolaborales, financieras y económicas distorsionadas provocan diagnósticos equivocados, y convalidarlas concluyen en análisis económicos sesgados.

 

Deterioro generalizado

La pretensión de mostrar un escenario social aliviado constituye la más absurda alteración del primer año económico de Milei, cuando hubo un acelerado deterioro generalizado de las condiciones de vida cotidiana, castigando en especial a los sectores medios y bajos.

La pérdida del poder adquisitivo se expresó en caídas récord del consumo de artículos de necesidad básica de los hogares, con una redistribución del presupuesto familiar a favor del pago de tarifazos de luz, gas, agua y transporte público.

Los datos relevados por el Observatorio de Tarifas y Subsidios del Instituto Interdisciplinario de Economía Política de la UBA y el Conicet, indican además que la canasta de servicios públicos ocupa el 11,9 por ciento del salario promedio registrado. De esta manera, afrontar el pago de las tarifas se duplicó en el año de Milei.

 

Los grupos sociales más perjudicados, además, dejaron de recibir alimentos en comedores populares, medicamentos y perdieron una porción importante del subsidio al transporte.

Esto último ha sido un golpe fuerte en el presupuesto de las personas. Hubo un aumento considerable del peso proporcional del gasto en transporte en el salario: para los usuarios que tienen la SUBE registrada, el boleto de colectivo pasó de 52,96 pesos para el tramo mínimo a 370 pesos.

Es decir, los ingresos monetarios indirectos se derrumbaron, situación que merece una evaluación más rigurosa sobre la línea monetaria para medir la pobreza e indigencia. La recuperación del salario que permite a un sector superar el umbral de la canasta de pobreza no registra la pérdida de los ingresos indirectos (alimentos, medicamentos, subsidios), que conforma un estado de pauperización generalizada independientemente de lo que muestran las estadísticas.

 

El pecado original

El análisis de variables clave está deformado porque el índice de precios al consumidor está desactualizado. No es falsa la cifra que mes a mes difunde el Indec, sino que no refleja el precio de la verdadera canasta de consumo.

La tendencia de la inflación fue a la baja, indudable éxito de Milei, pero la cifra mensual del IPC-Indec sería más elevada.

El Indec de Marco Lavagna no publicita el nuevo índice y esta medida fue acompañada del desplazamiento de la directora de Estadísticas Analía Calero, a cargo de las mediciones del Índice de Precios de Consumo (IPC) y la medición de los precios de la producción. Calero tenía bajo su órbita la dirección de Índices de Precios de Consumo, que dirige Georgina Giglio, y la de Índices de Precios de la Producción, que conduce Rodrigo Oliver.

 

La doble vara en el indignómetro de los medios y economistas de la city respecto a los (des)manejos del Indec durante el ciclo político del kirchnerismo deja en evidencia, en última instancia, que las estadísticas también son políticas.

Las diferencias en los índices de inflación

El índice oficial está basado en la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares 2004/2005, que pondera más el rubro Alimentos y Bebidas y menos servicios públicos (luz, gas, agua, transporte y comunicaciones -celular e internet-).

 

Existe una Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares 2017/2018 que modifica estos ponderadores, acercándose a la distribución actual del presupuesto de las familias.

Las diferencias en los principales rubros entre ambas encuestas son las siguientes, 2004/2017:

* Alimentos y Bebidas: 25,7%/22,6%.

* Tarifas: 10,6%/14,5%.

* Transporte: 11,6%/14,2%.

* Comunicaciones: 4,0%/5,2%.

 

El nuevo IPC tiene una base de 500.000 precios y 24.000 informantes. En contraste, el índice actual se construye a partir de la medición de 320.000 precios y 16.700 informantes.

Hernán Letcher y Julia Strada calcularon que, si se hubiese medido el IPC-Indec con la canasta actualizada, la tasa de inflación acumulada de noviembre 2023-octubre 2024 sería del 181,9%, en lugar del 159,8%. La diferencia es de 22,1 puntos porcentuales más, a lo que se debe sumar la brecha del último bimestre de este año.

La especulación política apunta a que el nuevo índice alumbrará en la primera mitad del 2025, cuando las variaciones de precios de los rubros se inviertan respecto al 2024 (menos aumentos de tarifas y más de bienes). De este modo, la tasa de inflación resultante no variará mucho al alza, como sí hubiera sucedido en este año.

 

Aumentaron los trabajadores pobres 

Como se mencionó, una variable social sensible alterada es la pobreza e indigencia. Un reciente informe sobre perfiles de la pobreza, elaborado por Eduardo Chávez Molina (Instituto de Investigaciones Gino Germani UBA-UNMdP), José Rodríguez de la Fuente (Conicet-Instituto de Investigaciones Gino Germani) y Mariana Lucía Sosa (Conicet), muestra la incidencia de la pobreza de los ocupados según la rama de actividad económica en la que se desempeñan.

Estos son datos rigurosos, alejados del marketing libertario: el reporte considera algunas ramas relevantes debido a la cantidad de trabajadores que emplean, como Comercio con 1,4 millones de trabajadores, Industria manufacturera con 1,0 millón de trabajadores, Construcción con 667 mil trabajadores, y Alojamiento y Servicios de comida con 430 mil trabajadores.

 

Cada una de estas actividades presenta un incremento interanual significativo en la proporción de trabajadores pobres.

En la rama Alojamiento y Servicios de comida, el porcentaje de trabajadores pobres pasó de tener un 33% en el primer semestre de 2023 a 53% en el primer semestre de 2024 (+103.000 trabajadores pobres).

Una situación similar se verificó en la Construcción donde el porcentaje de trabajadores pobres pasó del 50% al 68% (+161 mil trabajadores pobres) y en Comercio donde la proporción de pobres creció del 32% al 49% (+444 mil trabajadores pobres).

El informe también observa una marcada brecha entre los trabajadores cubiertos por un convenio colectivo, con una incidencia de la pobreza del 45,9%, mientras que quienes se desempeñan en la informalidad presentan una pobreza del 79,3%.

 

Otra forma de abordar estos datos es teniendo en cuenta el crecimiento proporcional de trabajadores pobres dentro de cada rama. En este sentido, las ramas que presentan mayor crecimiento de pobres entre sus trabajadores son Enseñanza (más que se duplicó: 116%), Salud (+88%) y Administración pública (+53%).

Más jubilados pobres y destrucción de la clase media

 

El informe destaca que durante el gobierno de Javier Milei, se presentan los niveles más elevados de pobreza en jubilados en los últimos años. La incidencia de la pobreza en los jubilados crece más del doble: registró un aumento interanual de 17,6 puntos porcentuales, pasando de 13,2% en el primer semestre de 2023 a 30,8% en igual período de 2024.

Este dato revela que 1 de cada 3 jubilados es pobre en la Argentina de Milei y que, durante el último año, más de medio millón de jubilados (542 mil) ingresaron a la situación de pobreza.

Los investigadores destacan que “se observa una mayor exposición a la pobreza y la indigencia en los sectores intermedios del espacio social”. La pobreza ya no se explica como un proceso social característico de los grupos ubicados en las posiciones inferiores de la estructura de clases y del mercado de trabajo, sino que, con el tiempo, se tornó una característica más frecuente de las poblaciones intermedias.

 

¿Qué perfil presenta esta población? “En principio, podemos concluir que, particularmente, se compone de cierta heterogeneidad, pero que mantiene algunas características comunes. En términos de clase, la pobreza afecta ahora, fundamentalmente, a los trabajadores que se insertan en establecimientos pequeños, pero también, cada vez más, al grupo de trabajadores manuales de grandes establecimientos”.

Agrega que también se ven más expuestos aquellos trabajadores con sobreocupación horaria, mostrando que trabajar más horas que la mayoría no redunda siempre en mejores ingresos.

Estos son algunos de los verdaderos indicadores sociales y económicos ocultos en el relato libertario a partir de la colaboración del Indec, al no difundir el nuevo índice de precios al consumidor. ¿Qué festeja entonces Milei y el mundo libertario?: las fake económicas del 2024. 

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