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INTERES GENERAL

4 de marzo de 2015

Un amor patológico tras el Caso Sofía

Siguen las repercusiones por la historia de la inexistente Sofía Velzi. El Diario de Paraná centró su atención en Jessica, la adolescente de 17 años que pergeñó la farsa. "La chica que mintió para tener una historia de amor", tituló.

Ya nadie busca a “Sofía”, la chica que supuestamente se había perdido a mitad de camino entre Paraná y Colón: para la Policía y la Justicia esa persona nunca existió. Fue inventada por una menor, que fabuló un relato para conquistar a un chico, bombero voluntario, con quien tuvo una relación de noviazgo, con identidad cambiada, durante más de un año a través de Facebook y por Whatsapp.

En Misery, Kathy Bates encierra en su casa a James Caan bajo pretexto de ayudar a curar las heridas que le dejó un accidente que casi lo lleva a la muerte. Caan es un escritor famoso que carga sobre sus hombros con la saga exitosa de libros cuya protagonista es Misery.

Decide virar el rumbo de su carrera literaria, matar en su próxima obra a Misery, y en eso está: escribiendo su nuevo libro cuando ocurre el accidente, el encuentro con Kathy Bates, el encierro en su cabaña para que se recupere de sus heridas, y la trama: Kathy Bates es una enfermera, fanática de Misery, carga con varias muertes en su haber, y por nada del mundo querrá que el personaje muera.

Kathy Bates y James Caan protagonizaron en 1990 Misery, basada en el libro homónimo de Stephen King, y la película se llevó el Oscar a la mejor actriz por la atormentada Annie.

Es muy probable que Jessica, 17 años, que vive en Colón, junto a su abuela, jamás haya leído Misery, ni ningún otro relato de Stephen King, que tampoco haya visto la película de Rob Reiner, pero el trazo obsesivo de la historia que creó y que tuvo en vilo a toda una ciudad por días merecería encontrar su espacio en la narrativa de suspenso.

Jessica creó un personaje, “Sofía Velzi”, y ese personaje nació en el nido del culebrón más clásico, aunque después se desarrolló en los espesos límites de los relatos fantásticos.

“Sofía” tuvo un hermano, “Matías”, pero también una enfermedad, trágica, leucemia, y era huérfana de padre, y su familia debió irse, por alguna razón, desde Colón, donde residían, a San Salvador de Jujuy, lejos, en el Norte.

“Sofía” conoció a Luciano Benítez, un bombero voluntario de 18 años, y juntos empezaron una historia que podría llamarse de amor: fueron novios virtuales, durante un largo año. Nunca se vieron en persona: la relación existió en Facebook –“Sofía Velzi” tuvo su página en la red social, con fotos, muchas fotos– por mensajes de texto a través de los celulares, y también por Whatsapp.

Jessica dio vida a “Sofía Velzi” y todo parece indicar que hasta se enamoró de Luciano. Pero una historia de amor de culebrón: novios que nunca se veían, que nunca se podían ver, que noviaban a la distancia, a escondidas, separados los dos por el cliché de los encuentros que nunca se daban.

PIEDRA LIBRE. “Sofía nunca existió”, dice a EL DIARIO el comisario José Berón, titular de Operaciones de la Jefatura Departamental Colón de la Policía de Entre Ríos.

Pero Jessica le dio vida a “Sofía” por un largo año. Más todavía, le armó una historia de amor, una familia, una enfermedad, un viaje, dos encuentros frustrados entre “Sofía” y Luciano.

Luciano, que vive en Colón, viajó a encontrarse con “Sofía” a Jujuy, pero nunca pudo dar con ella. “Sofía” hizo el camino inverso: viajó desde Jujuy hasta Colón, y tampoco: nunca se vieron las caras.

Ese último viaje, el de “Sofía” a Colón a encontrarse con Luciano, fue la coartada frustrada de Jessica que desarmó todo el entramado de la historia que, con la paciencia de la araña, había armado a través de un año.

Luciano Benítez, que es bombero voluntario en Colón, que estudia para instrumentador quirúrgico en la Universidad de Concepción del Uruguay (UCU), cayó en las redes de Jessica, eso dicen todos. “Esa chica me tenía rabia”, dice Luciano, y lo dice por Jessica, que creó a “Sofía”.

¿Cuándo aparece Jessica? Hace veinte días, en la casa de los padres de Luciano.

Graciela Noemí Machuca y Ramón Eduardo Benítez quedaron de una pieza cuando Jessica se les apareció y les contó el drama de “Sofía”: que tenía leucemia, que se estaba muriendo, que había decidido viajar de Jujuy a Colón, que esperaba encontrarse con Luciano, pero que a mitad de camino, en Villa Elisa, la chica se había bajado del colectivo que la traía.

Se descompensó: los choferes le pidieron que bajara, se atendiera por un médico. Una mujer que viajaba en el asiento de al lado, Marisa López, podía dar fe de todo eso. Jessica relató todo eso.

Luciano Benítez contó que “Sofía” viajó a Colón con un pasaje que él pagó de su propio bolsillo: que tomó un bus de Nuevo Expreso, pero que nunca llegó a destino. “Yo le saqué el pasaje desde Paraná a quien suponía era Sofía, porque decía que estaba muy enferma y no tenía plata, pero yo ya no quería saber nada. Tengo novia hace dos meses; se llama Camila y tiene 18 años”, aclaró el muchacho.

El comisario Berón dijo a EL DIARIO que efectivamente el pasaje se pagó, pero que nadie lo ocupó: ninguna cámara registró el ascenso o descenso de “Sofía” en Villa Elisa, nadie la vio ingresar al hospital o a alguna clínica, nadie pudo dar con Marisa López, la mujer que viajaba en el asiento de al lado.

EL QUIEBRE. Todo eso, después se supo, era una trama, apenas eso. Y lo contó Jessica: la chica, agobiada por el rumbo de la historia, sola en una dependencia de la Policía, con un fiscal mirándola de cerca, no soportó la presión, y dijo que todo había sido una fabulación.

La Policía rastreó en Facebook y dio con la verdadera “Sofía”, la chica de la foto: no se llama “Sofía”. Su nombre es Eliana Licurse, vive en la provincia de Buenos Aires; su “hermano Matías” no es su hermano, ni se llama “Matías”: es uno de sus contactos.

Pero, de todo eso, Luciano Benítez se enteró ahora, después que la Policía salió en busca de “Sofía”, cuando la chica desapareció en Villa Elisa, y cayó en la cuenta que nunca existió, que todo había sido una historia ideada por Jessica: ella manejó la cuenta de Facebook de “Sofía”, enviaba mensajes, whatsapp y lo llamaba a Luciano, esa historia de amor virtual que ahora terminó, del modo más arisco.

El celular de Jessica ahora está en Tribunales: fue secuestrado por orden del fiscal Juan Sebastián Blanc.

“Sofía nunca existió, nunca vivió en Colón, tampoco su familia. Es toda una historia creada por esta menor, que fue alimentando durante este año que tuvo esa relación con Luciano”, cuenta Berón a esta Hoja.

–Luciano nunca vio personalmente a Sofía. ¿Pero se conocían con Jessica? ¿Cómo nace esa otra historia? –preguntó EL DIARIO.

–No se conocen, eso dice el chico. Él no la conoce, jamás la vio, dice. De todos modos, esta menor dice que sí, que se conocen, pero nunca entabló una conversación con este muchacho. Suponemos que se trata de un amor platónico. Siempre le gustó el chico, pero nunca pudo acercarse, presentarse, hablarle.

–¿Y cómo se dio la historia entre ellos?

–No lo sabemos, es algo muy íntimo. No conocemos los motivos que llevaron a esta menor a construir esa historia. Es algo muy personal de ella. De todos modos, esa historia no iba a durar más allá de ese encuentro entre ellos. Ahí se iba a caer toda la trama. Por eso, esta menor pactó encuentros con el chico que nunca concretó. Nosotros nunca hablamos con Sofía, siempre hablamos con Jessica, ella fue siempre el nexo. Esta chica nos dio todos los datos. Lo que ella contó es una historia que nunca pudimos comprobar. Nada.

Ahora Jessica, que no llega a los 18, está envuelta en un caso policial, un fiscal intervino su teléfono y su caso llega al Consejo Provincial del Niño, el Adolescente y la Familia (Copnaf).

  Fuente: El Diario

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