"Nos guía la responsablidad fiscal. si de hecho queremos un futuro mejor, digo sin miedo a equivocarme, no hay plan B. La responsablidad nos dará frutos", sostuvo.

El mandatario aseguró que las reformas no afectan derechos garantizados en la Constitución y que generarán un clima de inversiones que según el ya se está generando, con la caída de la inflación a menos del 4,5% (meta oficial) y el considerado cese de la recesión en el primer trimestre.

"La economía se recupera y encuentra a un gobierno determinado a llevar reformas que abren nuevas oportunidades. Nuestro gobierno devolvió a Brasil el camino del desarrollo y no nos apartaremos de este rumbo; no permitiremos que pongan el riesgo el camino, luego de que hubo momentos con medidas populistas", dijo, en referencia a su antecesora y ex compañera de fórmula Rousseff.

Temer tuvo el respaldo institucional para las reformas en el acto por parte del gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin, del PSDB y presidenciable para 2018 pero también aparecieron cerrando filas con el gobernante el jefe de Diputados y número 2 del país, Rodrigo Maia, del conservador Demócratas, y el titular del Senado, Eunicio Oliveira, del PMDB.

"Este gobierno quiere reducir con las reformas los privilegios de los empleados públicos respecto del resto de los trabajadores del país; queremos reducir el rol del Estado y que apenas sea un articulador para facilitar la inversión. Vamos a hacer las reformas para garantizar a las empresas invertir y darle seguridad a la población", dijo Maia, quien en caso de renuncia de Temer debe convocar en 30 días elecciones indirectas.

Maia, considerado también como un presidenciable en caso de que Temer sea destituido en el juicio electoral del 6 de junio, dijo que pondrá en votación las reformas "en cuestión de semanas". 

Mientras tanto, en el Congreso, los dos proyectos enfrentan posibles modificaciones frente a la deserción de cuatro partidos tras los escándalos de corrupción: la reforma laboral está en el Senado y parte del PMDB, el ala rebelde, quiere modificarla a pedido de los sindicatos.

La reforma previsional está más lejos que hace dos semanas: el gobierno necesita más de 308 votos para aprobarla en la Cámara de Diputados en la primera sanción debido a que se trata de una enmienda constitucional.

En caso de que no se llegue a alcanzar ese número, la idea es hacer una reforma recortada, con algunos puntos clave enviados por medidas provisorias (decretos con obligación de tratamiento urgente por el legislativo).

El presidente defendió la mano dura de su gobierno frente a las manifestaciones violentas realizadas la semana pasada en Brasilia durante una marcha para pedir su renuncia, tras lo cual lanzó a la calles por 24 horas a las Fuerzas Armadas en la capital federal.

"El diálogo es la marcha de nuestro gobierno para pacificar el país; discutir, sí, las divergencias, pero cuando sean agresiones físicas como lo fue la depredación de los ministerios en Brasilia no dudaremos en aplicar medida sanadoras para restablecer lo que dice nuestra bandera: orden y progreso", explicó.