Tras una seca temporada de lluvias y una preocupante ola de incendios, un total de diez regiones italianas, entre ellas Lazio, Véneto, Emilia Romaña, Campania y Cerdeña— solicitaron el pasado fin de semana declarar "el estado de calamidad natural", un escenario que incluso afecta a Roma.

Tanto que las autoridades de la capital de Italia ya anunciaron que, si la situación no cambia a corto plazo, se empezará a racionar el agua a través de cortes prolongados de agua a las viviendas. La preocupación de las autoridades italianas se centra tanto en los daños medioambientales como en los económicos que, en pleno verano, está provocando la falta de agua en toda la península.

Un ejemplo está en el caso de Roma: de acuerdo con datos divulgados por las autoridades locales, en los primeros seis meses de 2017 sólo cayeron en la capital 157 milímetros de agua repartidos en 26 días.

Hasta ahora, el principal plan fue el de sacar agua del lago de Bracciano, que sirve de reserva de agua para la ciudad de Roma. Pero durante el fin de semana el presidente de la región del Lazio, Nicola Zingaretti, ordenó cerrar la captación de agua en esa laguna ante el peligro de "una catástrofe ambiental", por la visible disminución del nivel de agua del lago.

En junio, la empresa que gestiona el agua en Roma, ACEA, extrajo 1.400 litros de agua por segundo y, en julio, 1.100 litros por segundo, de esa cuenca.

Bracciano, sin embargo, no es el único en esta situación. La sequía también afectó al turístico lago de Garda, en el norte del país y uno de los mayores de Italia, y cuyo volumen de agua no supera en la actualidad el 34 por ciento de su capacidad total, según las últimas mediciones.

Mientras que el río Po, a la altura de la ciudad de Pavia, se encuentra 3,5 metros por debajo del cero hidrométrico. Algo que sólo podrá aliviarse si, como anunciaron los meteorólogos para los próximos días, empieza a llover en abundancia.

El acuerdo de París

El daño económico previsto para Italia no es menor. Según la Confederación de Agricultores y Ganaderos (Coldiretti), cerca de dos tercios de los campos agrícolas italianos han sido gravemente afectados por la escasez de agua y el gasto estimado de ello ya se sitúa alrededor de los 2.000 millones de euros.

"Esta instantánea confirma, hoy más que nunca, que el acuerdo de París (contra el cambio climático) es importante, a pesar de que lamentablemente fue puesto en tela de juicio", observó el presidente de Coldiretti, Roberto Moncalvo.

En particular, en la región de Piamonte, están en riesgo las producciones de cereales, uvas y avellanas. Mientras que en Emilia Romaña, el peor escenario se enfrenta en las zonas de Parma y Piacenza, donde las plantaciones más afectadas han sido la de los tomates, cereales, remolacha y soja.

El daño estimado supera allí los 100 millones de euros. En Las Marcas, ya golpeadas por los terremotos del año pasado y de comienzos de este 2017, ha caído incluso la producción de forrajes y alimentos para los animales.