El episodio se produjo mientras la provincia refuerza su avanzada judicial contra la dirigente, a la espera de la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que evaluará las condiciones de su detención. 

“El 20, Milagro cumplió años y recibió visita de su familia y algunos amigos. Ese día ya estaba sensible. El miércoles, a las seis de la tarde, cuando termina el horario de visitas, una interna increpó a sus familiares cuando se retiraban. Los amenazó y los insultó. Minutos después, la misma persona hizo lo mismo con Milagro. Ahí intervinieron las autoridades y la cosa no pasó a mayores”, relató el letrado a este diario. 

“Como una hora después de eso, llegaron funcionarios judiciales para notificarle que al otro día tenía que ir a tribunales por tres nuevas causas que le hacían. Ella leyó las carpetas, vio que eran más denuncias armadas y ahí hizo un episodio de ansiedad y nervios que terminó en eso. Agarró unas tijeras y se las clavó en la panza”. 

La descripción añade que, como resultado, “tiene un punto que le dieron en la unidad médica, y un hematoma producto de una escoriación”. 

Lo que más preocupa, sin embargo, es el estado psicológico de la dirigente social. “Yo me enteré recién al otro día, cuando fui al penal por esto de las causas. Ahí ella estaba terminando la entrevista con la psicóloga, que me pidió una reunión aparte para decirme que Milagro no está nada bien. Me contó que está al límite, por el constante hostigamiento que sufre”

El letrado remarcó que desde el penal no lo notificaron sobre el incidente, y espera la presentación del informe para sumarlo como parte de su exposición sobre el maltrato al que es sometida la dirigente. 

Ese mismo jueves, cuando se trasladaron a la fiscalía, la provincia volvió a desplegar un megaoperativo policial, con más de 20 patrullas y efectivos armados como para una guerra. El abogado no lo consideró una casualidad. “Están armando causas, como denunciaron en Página 12, para montar un show cuando venga la CIDH”. 

Ante los funcionarios judiciales, Sala y su letrado pidieron una pericia psicológica para demostrar lo que venían asegurando. “El relato fue tremendo. Los mismos empleados no podían creer todo lo que está pasando”, agregó Paz.