El imponente marco parisino estuvo a la altura del partidazo que protagonizaron en Francia el PSG y el Barcelona. En el mítico estadio que recibió al Mundial de 1998 y la Eurocopa del 2016, galos y catalanes abrieron los octavos de final de la Champions League.

Un preciso tiro libre de Ángel Di María encendió la euforia en el Parque de los Príncipes. El rosarino sorprendió a Marc Andre Ter Stegen con un golazo y dejó al gigante de Europa de rodillas. El 1 a 0 reflejó a la perfección lo ocurrido en los primeros 20 minutos, pero la superioridad local continuaría el resto del primer capítulo.

Gracias al planteo táctico de Unai Emery y la disciplina de los intérpretes, el Paris Saint Germain estiró la diferencia con una definición cruzada de Julian Draxler. El alemán completó un contragolpe perfecto que tuvo como factor fundamental la asistencia de Marco Verratti. El italiano rompió la última línea catalana y el alemán facturó: 2 a 0 y al descanso.

En el complemento el Fideo volvió a brillar. Sin ningún respeto ante el Blaugrana, Di María se adueñó de la pelota y buscó el ángulo más alejado del arquero germano. Tras el pase de Kurzawa el delantero desacomodó a la defensa visitante y transformó el triunfo en goleada. Si se tratara de otro rival, la afirmación relacionada al "partido liquidado" se hagbría sellado al instante.

Con un Barcelona derrumbado, el PSG no perdonó. Otra rápida incursión ofensiva de Meunier encauzó el cuarto, dado que Edinson Cavani marcó una diagonal perfecta y la pésima decisión de Gerard Piqué de seguir al uruguayo le permitió al goleador aplicar la humillación. El deslucido Culé recibió una paliza en la ciudad de las luces.

Si bien el elenco de Luis Enrique tuvo la posibilidad de llegar al descuento con un cabezazo de Umtiti, el palo le ahogó el gol al francés. De todos modos, la mayor preocupación en el entrenador pasará por la desconexión que vivió el tridente MSN. Tanto Messi, como Suárez y Neymar, fueron figuras desaparecidas en la noche negra que vivió el Blaugrana.