De tenerlo casi abrochado a mendigar puntos y alcanzar una final con las últimas gotas de combustible que le quedaba. El parate los benefició, se cambió el chip y se quedó con la gran final. La redención de un campeón.

Un final de abandono. La Diosa había sacado una diferencia importante a sus seguidores en ¾ de torneo jugado. Pero en el epílogo se quedó y eso permitió a un Ferro entonado alcanzarlo sobre las últimas jornadas.

Tan sólo pudo sacar 4 puntos en 5 fechas y tan sólo 7 goles a favor incluyendo su única victoria frente a Campo de Mayo en la que marcó tres goles; mientras que Ferro llegaba imparable con un sentido de reacción de cuatro victorias: Ateneo 5-1, Creative Sports 6-1, Bernardi 7-0 y Loma Limpia 3 a 0; y tan sólo una igualdad frente a Campo de Mayo 2 a 2.

Por su parte, La Diosa se prestó al abandono y marcó un sprint final de 3 derrotas: Retiro 0-1, Ateneo 1-5 y Creative Sports 1-3; una igualdad ante Nueva Vizcaya en uno y una victoria frente a Nueva Vizcaya 3-1. La cosa no estaba bien.

El destino le preparó un epílogo de película. Es que las lluvias impidieron que se juegue rápidamente, la vibra positiva del carbonero se fue diluyendo y La Diosa ganó en optimismo para decir sí se puede. La final está en la memoria reciente: fue más y pudo haberlo liquidado durante el transcurso, pero otra vez no lo definía. Tuvo que ver las manos de un arquero que se vistió de héroe y la tranquilidad de sus ejecutores para darle por primera vez la copa al matador. El día más Fenix…