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OPINION

16 de noviembre de 2023

Editorial: Muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar

La candidatura de Sergio Massa es la encarnadura del espíritu de unión nacional que la selección de fútbol insufló en el pueblo argentino y que llevó a la conquista de la tercera copa mundial. Enfrente, se aglutinan los fantasmas autodestructivos que se agigantan en los momentos de crisis y que sólo empujan a la disgregación y al sálvese quien pueda.

Desde el 22 de octubre Massa ha dejado de ser el candidato de Unión por la Patria a la presidencia de la Nación. Se ha transformado en la punta de lanza de las fuerzas constitucionales forjadas en torno al pacto democrático que Raúl Alfonsín estableciera a partir de 1983.

Con todos sus defectos y falencias, Massa es la única alternativa para sostener los principios que, a los tumbos, nos han traído hasta aquí desde que, como pueblo, dejamos atrás las muletas del tutelaje militar.

Massa representa la vida y la paz por sobre el odio y la violencia de la que se jacta Javier Milei. Es la libertad por sobre la tiranía del mercado que postula el autodenominado libertario. Refleja el amor de un pueblo por sus logros, por el camino recorrido y por las heridas que supo sangrar y suturar frente al nihilismo del odio.

El éxito de la selección de fútbol que nos unió en la hermandad del grito de gol no se construyó de un día para el otro. Fue necesario acumular fracasos. Y aprender de ellos. La tercera estrella que engalana la casaca nacional no floreció de la noche a la mañana por obra del destino, ni se enraíza en el fatal “que se vayan todos” que la política contagió al futbol y que estuvo a punto de dar su fruto envenenado con la renuncia de Lionel Messi y la proscripción de Ángel di María.

No se llegó al oro de Qatar haciendo borrón y cuenta nueva. Sino con una renovación prudente, con trabajo silencioso, evitando estridencias y recuperando baluartes principales. Messi regresó a la escuadra nacional para demostrar que rendirse no era una opción en la vida. Y que el fútbol, como la vida, siempre da revancha. La democracia también. Siempre permite una revancha. Negar la democracia solo conduce a la resignación de la tiranía, como lo confesó la candidata a vice de Milei, Victoria Villarruel.

La democracia y la Argentina merecen otra oportunidad, a pesar de los fracasos que hemos conocido.  Y de los que tenemos que aprender.

Esta tierra bendita, como cantábamos durante ese mes eterno de diciembre de 2022, es la de Diego y de Lionel. Y la de “los pibes de Malvinas, que jamás olvidaré” ¿Tan pronto vamos a enrollar esas banderas y optar por quien ensalza a Margaret Thatcher, precisamente la asesina de aquellos chicos que dejaron su vida en el Atlántico sur, defendiendo nuestros colores?

En la tarde noche qatarí del 18 de diciembre del año pasado, Gonzalo Montiel caminó con la cabeza baja 40 metros antes de tomar la pelota y enfrentar a Hugo Lloris en el penal decisivo. Con él iban todos los esfuerzos y sacrificios que hizo durante su vida para llegar a ese momento. Frustraciones y alegrías de su niñez en González Catán y de su adolescencia en las inferiores en River tensaron los músculos de su pierna derecha antes de que el pie golpee la pelota. Su gestualidad, su mirada, sus remates previos, todo podía llegar a indicar al arquero francés que elegiría abrir el pie y disparar hacia su palo izquierdo. Pero en el instante final su botín derecho se cerró levemente. Y la pelota terminó arrullándose contra la red sobre el palo contrario a donde Lloris se había desparramado.

El próximo domingo 19, cuando recorramos el trayecto hacia el cuarto oscuro y luego hasta la urna, votemos con la mirada puesta en lo que podemos lograr con lo que tenemos, con el recuerdo vivo de que, poco o mucho, es lo que nosotros hemos construido y que si llegamos a demolerlo no quedará nada. Nada.

Y seamos conscientes de que si liberamos la furia de la destrucción, al disiparse el polvo del odio, sólo quedará la sensación amarga de que estamos ante tierra arrasada. No hay oro para premiar ese desvarío. No hay premio para quien vende a precio vil todo su sacrificio.

En el secreto del cuarto oscuro, elijamos la democracia. Votemos por Argentina. Pongamos en el sobre la boleta de Sergio Massa presidente. (APFDigital)

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