Decirles también que las banderas de este movimiento se encuentran seguras en el corazón del pueblo argentino, pero alertarlos y movilizarlos porque la lucha continúa, el enemigo de entonces, es el mismo que hoy día amenaza la felicidad de nuestro pueblo.
Debemos ser fieles intérpretes de nuestra doctrina y estar siempre dispuestos a ser de efecto multiplicador para que este movimiento histórico sea la fuente de inspiración para todos aquellos hombres y mujeres que deseen abrazar esta causa.
Ayer la consigna y el desafío era el regreso de nuestro conductor, después de muchos años de destierro, hoy el desafío es organizarnos y unirnos para volver al gobierno y así poder terminar con la angustia, desesperanza y resignación de miles de compatriotas que sienten el azote de este enorme ajuste, que ha servido únicamente para ampliar las diferencias, los ricos más ricos y los pobres más pobres; la destrucción de nuestra orgullosa clase media, que día a día pierde derechos en beneficio de sectores concentrados, que apañados por el estado, en muy corto período hicieron la diferencia y fugaron las utilidades.
Quizás como una última reflexión un buen militante peronista debe preguntarse de tanto en tanto, me sigue doliendo la injusticia?, tengo una mirada contemplativa y afectiva para los que menos tienen?, me resisto a la entrega de la soberanía Argentina a poderes foráneos?, y otras preguntas más que el militante sabrá plantearse; si esto es así compañeros, compañeras estamos en el mismo barco, rememos entonces en la misma dirección.