Y más allá de que Independiente supo manejar el ritmo del partido y llegar con frecuencia y buenas opciones al área peruana durante la media hora inicial, el Puma fue importante para abrir el marcador al pelear una pelota que parecía perdida con el veterano arquero local (40 años), Leao Butrón, que justamente le había atajado un penal en el partido de ida, y facilitarle la conquista con el arco desguarnecido a Emiliano Rigoni, quien al término del cotejo se mostró "muy feliz" por haberse "quedado en Independiente para vivir esto".

A partir de esa instancia y durante el cuarto de hora final se pudo ver en todo su esplendor la propuesta de este equipo de Avellaneda que desde hace 14 partidos, cuando empezó a dirigirlo Holan, no conoce la derrota en el plano local ni en el internacional.

Regalándole un poco la pelota a su rival pero castigándolo de contra, el conjunto argentino hizo palpitar a los 300 hinchas que lo acompañaron a Lima con la segunda conquista, que estuvo siempre rondando el arco del conjunto local.

Estas características del encuentro se prolongaron en la segunda parte, especialmente durante el cuarto de hora inicial, cuando el control psicológico y territorial era de Independiente, ya que la hegemonía del balón que ejercía el dueño de casa era totalmente improductiva.

No parecía entonces que la victoria del rojo peligrara y esto fue así porque aún cuando en los minutos posteriores los anfitriones aumentaron la presión ofensiva, Independiente siempre se mantuvo firme tanto por la juvenil ala derecha de su defensa como por la experimentada izquierda.

Los pibes Fabricio Bustos y Alan Franco nunca pudieron ser superados por su sector, mientras que por el otro lado Nicolás Tagliafico, un lateral devenido central por la ausencia de Nicolás Figal, suspendido provisionalmente por un dóping positivo registrado justamente en el partido de ida ante los limeños, y Juan Sánchez Miño, que parece haber recuperado el nivel exhibido en sus primeras épocas en Boca.

Y cuando tuvo la pelota Independiente contó con otra gran actuación de Martín Benítez, desequilibrante por el medio y por los costados, pero no jugando siempre para él sino también para sus compañeros, a caballo de la confianza que le brinda este momento de bonanza que inclusive al término del encuentro lo llevó a anunciar que ahora el equipo de Avellaneda irá "a la cancha de Boca a ganar para seguir soñando".

"Independiente está volviendo al lugar donde debe, saliendo del país y ganando. Este es un grupo joven y muy nuevo que no está exento de personalidad, algo que nos pone muy ogullosos. Y eso se hace extensivo en el campeonato local, donde también estamos ilusionados", opinó el veterano Walter Erviti.

"Por suerte supimos plantarnos bien y que diera resultado. La idea era ocupar bien los espacios y encontrar los huecos para lastimarlos, algo que también pudimos hacer", amplió por su parte el juvenil Ezequiel Barco.