El tandilense deleitó a las 7.500 personas que se acercaron hasta el estadio DirecTV Arena, en Tortuguitas, con varios ’misiles’ de derechas propios de su estilo que, más allá de que se trató de un partido distendido, de exhibición, sirvieron para que la gente disfrute en vivo y en directo del lìder en las victorias sobre Gran Bretaña en Glagow, en las semifinales de la Davis, y ante Croacia, en Zagreb, en la final que valió el título.


El tandilense, de 28 años, transitó una noche emotiva que comenzó con un video en una pantalla gigante que repasó uno a uno sus logros de 2016, desde el primer torneo en Delray Beach, cuando regresó al tenis luego de la tercera operación en la muñeca derecha, a su notable actuación en los Juegos de Rìo con victorias sobre el serbio Djokovic y el español Nadal para conseguir la medalla de plata, y también estuvieron su título en Estocolmo y los triunfos en la Davis sobre Andy Murray en Glasgow y Marin Cilic en Zagreb.


La gente, que lo ovacionó de pie cuando ingresó al estadio con el tema musical de Andrés Ciro “Antes y después” y había coreado el estribillo “que placer verte otra vez”, siguió atentamente las imágenes de los logros del tandilense, el dueño de la noche, mientras que Ferrer se mostró muy respetuoso en una fiesta ajena pese a que tiene una trayectoria admirable.


El himno entonado por Ciro con su armónica fue el aperitivo de un partido que sirvió como excusa para que la gente disfrute a Del Potro y el también recoja todo lo que sembró durante el año.


Seguido desde la platea por el goleador histórico de Boca Martín Palermo, uno de sus mejores amigos, el tandilense salió a imponer su ritmo en la cancha ante un rival de fuste como Ferrer, ex “top ten”, dos veces campeón de la Davis y triple en el  ATP de Buenos Aires (2012, 2013 y 2014).


El primer set transcurrió sin quiebres, con “Delpo” dominando sus puntos de saque bien plantado y con la habitual potencia de su derecha, y Ferrer que por momentos parecía cercano a su mejor versión, ya que traía pelotas imposibles y estaba siempre bien ubicado para contragolpear, fiel a su estilo.


La gente cantaba “Y peque Delpo peque” con cada misil de derecha del tandilense, hasta que llegó el tie break y entonces se escuchó fuerte el “Oh, vamos Delpo vamos, ponga huevos que ganamos”, que se había repetido durante las series de la Davis ante Italia, Gran Bretaña y Croacia.


Del Potro, quien eligió vestirse con la ropa oficial del equipo argentino en la Davis y no con la que utiliza cuando compite en el circuito, en un gesto significativo, ganó el set inicial por 7-6 (7-2) merced a que ajustó su devolución en el tie break, y salió a jugar el segundo con mayor decisión, ante un rival que se iba apagando de a poco.


El tandilense logró un quiebre (3-1) que le permitió manejarse cómodo, sin sobresaltos, ya que con la potencia de su servicio le alcanzó para cerrar cómodo por 6-3 en un resultado anecdótico, ya que lo importante fue que el reencuentro con el público argentino después de mucho tiempo.


La segunda exhibición de “Delpo” se jugará en menos de 24 horas en Mar del Plata, y seguramente tendrá un tono similar, con la gente estirando ese idilio que se fortaleció con su regreso soñado al circuito y la conquista de la Davis, cuyo trofeo fue exhibido en la noche de Tortuguitas y también se lo podrá ver en La Feliz.