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DEPORTES

11 de agosto de 2016

Selección Olímpica: las razones de un fracaso anunciado

Al desinterés previo, el aterrizaje de un técnico de emergencia y las bajas importantes, se les sumó un flojo rendimiento individual y la falta de recursos tácticos. El resultado: lógica eliminación.

Esta historia del fútbol olímpico terminó como empezó: mal. Y las causas de esta frustrante eliminación en la ronda de grupos frente a rivales de poca jerarquía y sin historia, se agrupan una sobre otra a la hora de buscar una explicación.

Dificultades para formar el grupo, un cuerpo técnico elegido por descarte, bajas importantes, poco tiempo de conocimiento y preparación y, ya dentro de la competencia, mal juego, pocos aciertos tácticos e individualidades que estuvieron muy lejos de su verdadera o mejor versión.

A partir de la renuncia de Gerardo Martino, a la selección olímpica se la volcó hacia la banquina del camino de las prioridades y así, viendo el desinterés interno, los distintos clubes fueron bajándole el pulgar a muchas de las citaciones originales que conformaban aquella lista de treinta y cinco futbolistas.

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Dentro de este contexto, las jóvenes estrellas con protagonismo en el fútbol europeo, Mauro Icardi, Paulo Dybala, Ramiro Funes Mori, Luciano Vietto, Leandro Paredes, Matías Kranevitter y Joaquín Correa, a ellos hay que sumarle a Franco Cervi, fueron los primeros en "bajarse" de esta cita olímpica. A ellos se les sumaron los futbolistas de River, Jonatan Maidana (iba a ser uno de los mayores), Independiente, Martín Benítez y Emiliano Rigoni, y Boca, Jonathan Silva y hasta Cristian Pavón que se sumó por lesión de Manuel Lanzini, pero una vez que el Xeneize quedó fuera de la Libertadores. Franco Cervi.

Renuncia que agravó todo
 

La renuncia del Tata Martino no hizo más que agravar la situación. Huérfana de conductor, la selección quedó en manos de una dirigencia, por entonces, más preocupada en aquél proyecto de Super Liga que en los problemas de una selección olímpica.

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Fue el momento en el que aterrizó Julio Olarticochea. Con un contrato vigente en AFA, se encargaba de entrenar a un Sub 20 integrado por chicos del fútbol local, imagen de bonachón, mucho entusiasmo, un discurso simpático y la ilusión de quedar bien parado tras esta experiencia en tierras brasileñas.

Claro que el humilde "Vasco" aceptó todo y arrancó el armado del grupo con entrenamientos en el que apenas se marcaban ocho cruces en la columna de los presentes. Y recién poco días antes de la gira previa por Estados Unidos y México, donde ensayó con un par de amistosos, pudo completar las vacantes.

 

Mal torneo
 

Ya en competencia, el equipo argentino nunca llegó a redondear una actuación convincente que invite a proyectar con fundamentos la posibilidad de acceder a una medalla.

Desde lo táctico se salió a jugar más en lo que hacía el rival, tanto con Portugal que aparecía como el rival más exigente, como ante Argelia y Honduras. El propio Julio Olarticoechea remarcó en la previa, en una nota radial (Continental), que primero pensaba en no perder antes que en ganar. Y con esa escasa ambición, sumada al poco tiempo de preparación, se armó un cóctel futbolístico sin brillo, sin confianza y sin recursos tácticos como para aspirar a un podio olímpico.

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Por último, en el plano individual, los jugadores tampoco ofrecieron las respuestas que se esperaban y, en su gran mayoría, estuvieron lejos de sus mejores versiones a nivel club. Por ejemplo, se esperaba mucho más de Angel Correa, Jonathan Calleri, Cristian Pavón, Giovani Lo Celso o Mauricio Martínez. 

¿Las excepciones? Gerónimo Rulli, a pesar de su blooper con Portugal, Santiago Ascacibar y el arranque de José Luis Gómez.

 

 

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