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JUDICIALES

9 de noviembre de 2021

Juicio por las rutas de Santa Cruz: Otro testigo derrumbó las acusaciones contra Cristina Kirchner

El inspector de obras Diego Cerda dijo que los atrasos y redeterminaciones de precios eran habituales por la inflación
Contó que los recálculos se hacían en base a un decreto de la época de Duhalde y que regían para todas las empresas, que las redeterminaciones se demoraban mucho y las contratistas tenían que afrontar los aumentos durante meses. Eran habituales los adelantos de obra del 10, 20 o a veces el 30 por ciento, algo a lo que recurrieron también todas las constructoras.

Un nuevo testigo desmanteló gran parte de la hipótesis de la acusación en la causa de las rutas de Santa Cruz. El ingeniero Diego Cerda, inspector de obras de la Agencia Vial de Santa Cruz, sostuvo que en todas las construcciones que él inspeccionó eran habituales los atrasos y las redeterminaciones de precios por la inflación existente. La fiscalía sostiene que Lázaro Báez ganó 51 de los 81 tramos de ruta que se hicieron en la provincia del sur porque era favorecido por Cristina Fernández de Kirchner, ofrecía precios bajos en las licitaciones, pero luego lograba sobreprecios en las redeterminaciones de precios. Cerda contó que esos recálculos se hacían en base a un decreto de la época de Duhalde, el numero 1295/02, que regía para todas las empresas por igual. En realidad, las redeterminaciones --relató Cerda-- se demoraban mucho y las contratistas tenían que afrontar los aumentos durante meses. También eran habituales los adelantos de obra del 10, 20 o a veces el 30 por ciento, algo a lo que recurrieron también todas las constructoras.

El juicio constituye el nudo de las acusaciones contra los Kirchner porque, según las acusaciones mediáticas, de la obra pública en Santa Cruz la familia presidencial habría conseguido, como una especie de coima encubierta, contratos de alquiler de los hoteles y propiedades que los Kirchner compraron antes o durante su ejercicio de la presidencia. En las causas sobre esos alquileres, ya quedó establecido que los valores fueron los del mercado y que todo se hizo en blanco, bancarizado. Pero eso no terminó con el expediente de origen, el de las supuestas irregularidades en las obras viales de Santa Cruz.

Un dato llamativo es que la fiscalía había convocado para este martes al piloto que trasladaba a los Kirchner de Buenos Aires a Río Gallegos o Calafate entre 2003 y 2015. Todo indicaba que se iba a presenciar un show pre-electoral con preguntas sobre vuelos, bolsos, y todo lo que la oposición instaló durante los últimos años. Con testigos similares, a la fiscalía le fue mal, porque desmintieron buena parte de las hipótesis acusatorias. Lo cierto es que, sorpresivamente, los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola desistieron del piloto Sergio Velázquez, por lo cual no estuvo presente en la audiencia.

El testimonio del ingeniero Cerda, como ocurrió con la gran mayoría de los testigos, consideró como habituales buena parte de los puntos en los que se basa la acusación:

  • El avance de cualquier obra se certifica mes a mes y esa certificación lleva muchas firmas, por lo cual no se puede falsear: el topógrafo, el laboratorista, el inspector de obra, el representante técnico, el director de obras, el ingeniero jefe y otros muchos. De hecho, en la auditoría que se hizo sobre las obras de Báez se concluyó que no se pagó nada que no se hubiera terminado y que la calidad de los trabajos fue muy buena.
  • La redeterminación de precios era habitual y común a todos los contratistas. Se producía cuando el Indec establecía un aumento del 10 por ciento en el índice de la construcción.
  • Según Cerda, mientras no se llegara al 10 por ciento, el aumento debía ser absorbido por la constructora. Además, el índice del Indec tardaba en publicarse y luego también se demoraba el cálculo. Aunque Cerdá no lo dijo, que en claro que la redeterminación era un mal negocio.
  • También el inspector de obras reiteró que los atrasos eran comunes, porque en las obras surgen muchísimos imprevistos. Por ejemplo, hay veces que resulta difícil estabilizar el suelo porque emana agua y hay que hacer perforaciones. También, como se sabe, en Santa Cruz, por el clima, hay períodos de veda.
  • Igualmente Cerdá explicó que los adelantos de obra eran habituales y figuraban en los pliegos. El contratista tenía que presentar una garantía porque era una especie de crédito. El monto del adelanto se descuenta después del pago de los certificados de obra.

La defensa de Lázaro Báez, a cargo de Juan Villanueva, se concentra en demostrar que no hubo nada fuera de lo normal en lo ocurrido en Santa Cruz. Que el constructor ganó buena parte de las licitaciones porque ofrecía precios más bajos porque tenía todo el personal y las maquinarias en Santa Cruz y eso le permitía tener costos más bajos que cualquier constructora que debía llevar personal y maquinarias a 1.800 kilómetros del área metropolitana. La defensa suma a esa cuestión básica, que las redeterminaciones de precios y los atrasos en las obras fueron lo habitual en Santa Cruz y en todo el resto del país. Y lo mismo sucedía con los adelantos de obras. En todos esos terrenos, las explicaciones de Cerdá le sirvieron a las defensas, punto por punto. 

Un dato llamativo del juicio es que el nombre de Cristina Kirchner no se escucha en ningún momento. Sucede que un presidente no tiene ninguna injerencia en las licitaciones, adjudicaciones o control de las obras. Todo se hizo en Santa Cruz. La Nación financió las rutas a partir de su incorporación al Presupuesto Nacional, votado por las dos cámaras del Congreso. 

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