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FUTBOL

10 de abril de 2018

La Roma humilló al Barcelona

Los tanos hicieron el milagro en el Olímpico: le metieron tres goles al Barcelona y eliminaron a Messi de la Champions League. El Culé jugó muy mal y no le sirvió el 4 a 1 de la ida.

La Roma hizo el milagro, un equipo que ni pelea por el Scudetto en el país que no va al Mundial dejó afuera de la Champions League al Barcelona al ganarle 3 a 0, justo el resultado que necesitaba para dar vuelta el 4 a 1 del Camp Nou: el gol de visitante pesa define en caso de igualdad. 

Tremendo golpazo para Lionel Messi. La ilusión de la Champions League era el objetivo principal de la temporada desde que la Liga está casi sentenciada a favor del Culé. ¿Qué le pasó al Barcelona? Inexplicable caída de nivel en una instancia clave, en una de ésas en las que se juegan el año, los jugadores no dieron la talla, quizá con la excepción de Ter Stegen por algunas reacciones. 

Leo no fue la excepción en esa depresión futbolística que no se puede explicar sólo con la buena actitud y decisión de la Roma en ir desde el arranque a buscar el gol, que lo consiguieron en los primeros minutos por Dzeko, con lo que desde los primeros instantes los tanos tuvieron la fuerza anímica necesaria para dar el batacazo. En ese gol, fallaron ingenuamente en la marca Jordi Alba y Umtiti, en un pase frontal. 

La posesión de pelota, como suele suceder, le perteneció al Barcelona en casi todo el partido. Pero la verticalidad de la Roma y la presión constante fueron un problema de imposible resolución para el Barcelona. Suárez debe haber jugado su peor partido en el Culé.

Leo, en su mejor temporada de pelota parada, pateó dos tiros libres por arriba del travesaño. Fue casi gracioso: se perdieron un minuto y dos minutos y medio en cada uno de los remates: es que por antecedentes los tanos temían lo que podía pasar y armar la barrera fue toda una obsesión. 

El griego Manolas desató la euforia romana con un cabezazo que le cambió el palo a Ter Stegen. Se veía venir el tercero giallorosso. Y el Barcelona no tuvo actitud ni aptitud para evitarlo. 

El toque dramático final estuvo con la chance que se creó Leo para meterse en el área cuando no pudo darle de lleno en la cara de Alisson. Luego, Dembélé dio la enésima muestra de que le falta mucho para justificar los 130 millones de euros que pagaron por él, cuando tras una salida del arquero le erró al arco desde larga distancia. 

Increíble. Un milagro. Como el que hizo el Barcelona la temporada última al ganarle 6 a 1 al PSG en el Camp Nou y realizar lo imposible de dar vuelta la derrota 4 a 0 de la ida. Aquella vez la sensación fue que los franceses subestimaron la situación. El Barcelona esta vez hizo lo mismo. Tremendo pecado. Debió aprender de las malas experiencias ajenas. Ahora lo vivió en carne propia.

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