El pozo del infierno: 140 cuerpos torturados y la dura tarea de reconstruir la verdad
Crónica del horror
Los represores usaron el conocido “Pozo de Vargas”, en las afueras de San Miguel de Tucumán, para "desaparecer" a sus víctimas. Pero la fosa fue destapada en democracia y fueron rescatados entre 37 mil y 40 mil huesos o fragmentos óseos, de unos 140 cadáveres, arrojados entre 1975 y 1979. Hasta el mes pasado, 107 fueron identificados. Eran desaparecidos de la última dictadura. Esta fosa común se ha convertido en el sitio de inhumaciones clandestinas con más identificaciones efectivas de la Argentina. Entre los identificados hay obreros de los ingenios, estudiantes, docentes, delegados ferroviarios, militantes del Partido Revolucionario de los Trabajadores-Ejército Revolucionario del Pueblo y de Montoneros y de la JP, según entidades de Derechos Humanos. El cuerpo de Luis Eduardo Falú, hermano del reconocido folclorista Juan Falú, apareció en la fosa, al igual que el de Dardo Molina, vicegobernador de Tucumán hasta el golpe militar de marzo de 1976, secuestrado a los nueve meses en su estudio jurídico.