Así consta en la declaración testimonial que presentó el contador ante el juez federal Ariel Lijo, quien lleva adelante la investigación por el origen del dinero que le fue sustraído a Gabriela Michetti de su casa la noche que Cambiemos ganó el balotaje.

“Aproximadamente en el mes de noviembre, a principios de ese mes y en una cena de amigos que hizo en su casa, Silvina (la hermana de Michetti) nos pidió colaboración para la Fundación”, relató el contador ante el juez, dijeron fuentes judiciales.

“Por eso, después de la cena yo le llevé un sobre con la colaboración, la cual era de diez mil pesos”, precisó.

Domínguez, quien se definió ante el juez como “amigo y contador” de la vicepresidenta, fue interrogado sobre “si la colaboración de dinero por la suma de pesos diez mil que efectuó en favor de la Fundación Suma fue documentada y, en tal caso, de qué manera”.

El contador respondió textualmente: “No fue documentada. Cuando le llevé el dinero a Silvina, me dijo que cuando lo rindiera Gabriela a la Fundación le iba a pedir el recibo correspondiente y me lo iba a alcanzar”.

De la declaración testimonial no se desprende que tal hecho hubiera efectivamente ocurrido.

El contador brindó una precisión respecto de cuándo recibió la vicepresidenta el préstamo de su pareja, el empresario Juan Tonelli Banfi, de 50 mil dólares presuntamente para costear un posgrado en el exterior de su hijo, Lautaro.

“Es aproximadamente en septiembre de 2015 pero el día exacto no lo conozco”, explicó.

“No sé si la deuda fue documentada. Cuando ayudé en la confección de la declaración jurada del período 2015 es cuando yo reflejo la deuda, pero fue básicamente en base a lo que me decía Gabriela de la deuda que tenía con Juan. En ese momento, me dijo que tenía una deuda pero que también había sufrido un robo; por eso el mismo importe se refleja como una deuda y como una pérdida en el año 2015”, sostuvo el contador de la vicepresidenta.

Días antes, el contador del novio de Michetti había declarado que los 50 mil dólares que le fueron sustraídos de su casa a la vicepresidenta eran “un préstamo” para pagar los estudios de su hijo.

En el marco de esta causa se supo que un empresario francés declaró que aportó 15 mil pesos para una cena que organizaba la fundación SUMA y que le entregaron un recibo pero que no pudo aportar.